Disparar a matar
Policías de Scotland Yard de civil siguieron a este joven desde su casa, ubicada al sur de Londres en el barrio de Tulse Hills . Pero, ¿por qué lo vigilaban? Porque desde que ocurrieron los atentados, la policía inglesa sospecha de todo ser humano que pertenezca a una etnia diferente a la anglosajona. Ni mencionar si eres árabe o latino.
El asunto es que Jean al verse encarado y perseguido por la policía tras bajar del autobús, no se le ocurrió nada mejor que echarse a la fuga en dirección a la estación de Metro de Stockwell. Y no sé si será una costumbre brasileña o qué, pero si agentes de Scotland Yard te piden que te detengas, más aún sabiendo que eres extranjero, y peor que eso, sabiendo lo que acababa de pasar hace dos semanas y que aún tiene a toda Inglaterra en alerta amarilla, yo me detengo en el acto.
Ahora bien. Sucede que nuestro joven electricista había arrivado a Londres por primera vez el año 2000 buscando mejores oportunidades laborales. Y tras volver a su Gonzaga (poblado de origen en Brasil), el año 2002 obtuvo una visa de trabajo y volvió a Londres junto a un primo. Hasta aquí todo bien. Pero las últimas versiones londinenses confirman que la visa de Jean era una visa de estudios que sólo le permitía trabajar una horas y que ya había caducado, siendo ésta la razon por la que habría escapado de la policía. Incluso, otras fuentes hablan de que el brasileño incluso habría falsificado los timbres de validez de su visa. Pero a estas alturas, todo esto me huele a una excusa barata de Londres tratando de eludir la responsabilidad en el actuar policial.
Lamentablemente, fueran las que fueran las razones que hicieron que Jean Charles De Menezes corriera de la policía, nada ni nadie evitó que tras atraparlo a excasos centímetros de entrar al vagón del Metro, lo tumbaran en el suelo para propinarle cinco disparos en el cráneo y tres más en la zona de sus hombros. La orden policiaca era clara respecto a los sospechosos que se resistieran a un arresto: disparar a matar. Resultado: la muerte instantánea de un joven que probablemente murió lleno de pánico y que simplemente corrió como un acto reflejo solamente.
Pero fíjense en la explicación de los expertos anti-terroristas que defienden esta política "asesina". Supongamos que somos policías. Y es nuestra labor proteger a personas inocentes. Agreguemos que hace tan sólo dos semanas se detonaron cuatro artefactos explosivos que causaron muchas bajas civiles y otros tantos heridos, sin mencionar los daños materiales. Los sospechosos: los tipos que amenazaron con cobrar justicia por ser uno de los países que defendió la guerra en Irak, tras los atentados del "9/11". Vale decir. Si estás vigilando a un tipo que es sospechoso porque su visa está caducada, salió con un impermeable desde su casa y se dirigió a una estación de Metro, haciendo caso omiso de las órdenes de detención de tus colegas, y lo único que puedes pensar es que debajo del impermeable lleva una bomba que accionará en cualquier momento suicidándose, la única forma de inmovilizar cualquier movimiento del sujeto, es dispararle directamente al cerebro. Así de simple y claro.
Desde Sir Ian Blair, Jefe de Scotland Yard, hasta Tony Blair, Primer Ministro (nótese el alcance de apellidos), las disculpas no se hicieron esperar para la desconsolada y sorprendida familia De Menezes en Brasil. Ellos simplemente claman justicia. Ellos hoy enterraron a su hijo, aún sin entender nada de lo que ocurrió.
Y para terminar, recuerden esta frase del Comisario Jefe de Scotland Yard (para quedarnos más tranquilos): "Se puede disparar a alguien más, pero se hace todo para que sea lo correcto. Las personas tienen que tomar decisiones en circunstancias aterradoras". O sea. Triunfo para los terroristas. El terror ya ha sido desatado entre los ingleses.
Comments on "Disparar a matar"
plop¡¡¡¡¡
triste, lamentable, inocentes por pecadores.... bueno que le vamos a hacer, el actuar del chico mal po, osea.... yo igual me quedo tranquilito ..a perder la vida... estando el pais en semejante situacion de alerta... nose... errores, pero creo que la culpa fue del chico... pero triste...