El universo del hombre

Yo. Mi casa. Villa San Esteban. Quilicura. Santiago. Chile. Sudamérica. América. Tierra. Sistema Solar. Vía Láctea. Universo.

Aún así a veces pensamos que nuestro pequeño e insignificante mundito es importante. Creemos que nuestros logros y fracasos merecen la atención de todos. No. Ya he aprendido que no.

He aprendido que soy demasiado insignificante versus la infinita vastedad del universo... sin duda mis problemas no alcanzan a ser ni siquiera un detalle para la energía creadora de todo lo existente, llámenla Dios, Alá, Aló, Bill Gates, John Lennon, Caos, Paluz, Condorito, Fuerza, Colo-Colo... vaya a saber uno cómo mierda se puede bautizar a algo a lo que le debemos finalmente todo.

Sinceramente no sé si lo que estoy escribiendo es religioso o ridículo o chori. Sólo sé que nuevamente estoy sentado frente a mi computador improvisando un texto para mi blog. Y esta vez me nace escribir del poco respeto del ser humano frente a otros seres humanos. Del siempre sentirnos seguros de que lo que pensamos está correcto y si aparece otro pensamiento que lo amenace, destruirlo. Y por la cresta que nos arrepentimos (si lo hemos hecho) o nos da vergüenza ajena (si la observamos) cuando somos capaces incluso de destruir el otro pensamiento. ¿Para qué? ¿Para quedar como grandes ganadores? ¿Por orgullo? ¿Por ser más hombres o más mujeres?

Y pensar que si uno se pone a resumir objetivamente todas las clases de Historia que hemos recibido en nuestras vidas (lamentablemente doy por hecho que quien lea esto las ha tenido alguna vez, y si no, que lástima) se daría cuenta que finalmente la historia del ser humano se resume en: guerras ideológicas.

Ya sea social, política, económica o religiosamente, el hombre ha ido construyendo sus diferentes culturas a base de estas guerras ideológicas. Sí. Guerras. Eso que nos avergüenza como seres humanos, pero que ocurren igual. ¿Para qué? ¿Para quedar como grandes ganadores? ¿Para demostrarle a otros hombres que destruyendo se es más? ¿Porque versus el diálogo, las guerras resuelven todos nuestros problemas?

Pero eso es y seguirá siendo historia... lamentable y literalmente.

Ese afán, sólo presenciable en el ser humano, de quererlo todo a cambio de cualquier cosa. Incluso poniendo en juego nuestras propias vidas. Sin respetar siquiera la facultad más elemental de los seres que habitamos este planeta, el derecho de vivir en paz. Que irónico. Jamás pensé que escribiría el nombre de una popular canción de alguien cuya postura ideológica es tan diferente a la mía.

En fin. aquí se acaba mi improvisación de hoy. Desde algún lugar de este vasto universo me despido. Teniendo absoluta certeza de que a la energía creadora del todo, no le importan en lo absoluto los problemas de los seres humanos. Ya que los suyos, sin duda, deben ser infinitos.