La familia que cambió mi vida

Hace seis años atrás yo pensaba prácticamente a diario en cómo poder quitarme la vida. Sí. Nada más ni nada menos que en suicidarme. ¿Por qué? Aún no sé que responder a esta pregunta. Miedos, frustraciones, rabia e impotencia fueron sólo algunas de las sensaciones que sentía día tras día en aquella época. Y de verdad no sé por qué.
Obviamente aquello ha terminado siendo sólo un pésimo recuerdo.
Y quiero agradecer al único culpable de que no haya vuelto a pensar de esa forma: el Grupo de Teatro del Liceo Lastarria.
Han pasado cinco años y medio desde que ingresé a este grupo. Y créanme. No es un grupito escolar de teatro ordinario. No. En él aprendí más que la virtud de pararme en un escenario para encarnar personajes... aprendí a valorizar mi vida, valorizando la vida de otros.

Me sentí por primera vez en mi vida útil para realizar cosas. Aún cuando comencé barriendo las dependencias del Grupo: el Auditorium, que utiliza para sus reuniones y presentaciones; su Camarín, dueño de los secretos más importantes del Grupo; y por supuesto su Escenario, el testigo privilegiado de su historia y legado.
Pero para entender más acerca de este Grupo tan especial e importante en mi vida, primero debo contarles un poco de cómo ha llegado a ser la actividad extraprogramática más importante en la vida de tantas personas durante catorce años... y en mi caso particular, de cómo se ha convertido en un Grupo de personas mucho más importante que mi propia familia...
El Grupo de Teatro del Liceo Lastarria nació el año 1991. ¿Por culpa de quién? Por culpa de un grupo de alumnos de 3º medio que eran parte de un ramo Electivo supervisado por un joven profesor de Castellano en aquella época, y de las actividades dadas por este profesor nació la grandiosa idea de crear y retomar una actividad que se había suspendido por varios años en el Liceo Lastarria.
Fue así como aquel año el Auditorium del Liceo fue testigo de la primera obra que nació de este grupo de alumnos y que fue dirigida por aquel profesor: "El Herrero y la Muerte".
El nombre de aquel innovador profesor y luego director del Grupo de Teatro es Sergio Vargas, quien ha reconocido que de haber sabido en ese entonces que esta creativa idea se convertiría 14 años después en una de las actividades más importantes del Liceo Lastarria, así como en uno de los grupos teatrales escolares de más prestigio en Santiago, "jamás hubiese promovido la creación de este monstruo".
Y es que fue así. Han transcurrdio 14 años desde su instauración y hoy es por goleada la más importante actividad extraprogramática del Liceo Lastarria.
Luego de "El Herrero y la Muerte" (1991), que en su época fue todo un éxito debido a toda la expectación generada por este naciente grupo teatral, le han seguido muchos otros éxitos: "La Llave Mágica" (1992), "Crítica de un Juicio Anunciado" y "La Espalda de las Siete Pulgas" (1994), "El Convida'o de Piedra" (1995), "En el Nombre del Vampiro" (1996), "Encuentros Cercanos con Cualquier Tipo" (1997), "En una Aldea Costera" (1998), "Calle XXI" (1999), "Letra Chica, Deuda Grande" (2000), "Lo Que el Viejo Se Llevó" (2001), "Los Payasos de la Esperanza" y "El Burgués Gentilhombre" (2002), "El Regreso de Súper 9" y "Amenazado por Conviviencia" (2003), "Muero, luego existo" y "ABC1 También Llora" (2004), y este año el Grupo de Teatro ultima los detalles de la obra "Hijo de la Luna" y comienza a tirar líneas de la obra que desde el mes de Septiembre volverá a repletar al Auditorium del Liceo.
La mayoría de estas obras son creaciones colectivas, vale decir, fueron creadas por los propios integrantes del Grupo, bajo la dirección de Sergio Vargas. Siendo la comedia el género más utilizado por el Grupo, lo que lo convierte en uno de los más creativos y prolíficos a nivel escolar.
Alumnos de 2º año Medio hasta 4º año Medio son los integrantes oficiales del Grupo, que en total suman en promedio 35 cada año. Y a ellos se suman algunos ex-alumnos que aún siguen creyendo en la magia del teatro y que creen que aún tienen algo que aportar.
Si publicaramos la larga lista de integrantes que han pasado por esas tablas, este blog sería mucho más largo de lo que ya es... pero sí quiero decir que por aquí han pasado alumnos que hoy en día se destacan como Actores, Cientistas Políticos, Periodistas, Productores de Televisión, Comunicadores, Abogados, Arquitectos, Ingenieros, Militares, Fotógrafos, Diseñadores, Músicos y otra amplia gama de profesionales.
Y es precisamente esta gran diversidad de personas la que me ha servido para crecer y para darme cuenta que mis problemas eran nada comparados con los de otros. También fue entre esta fauna autóctona que descubrí el respeto. El respeto hacia los demás, pero también conocí uno que no sabía que existía hasta entonces: el respeto hacia mí mismo.
En resumen este "grupito de teatro escolar", como lo llaman algunos envidiosos de su éxito, me ha vuelto el hombre que soy hoy, con mis defectos, que son mucho menos que antes de entrar, y mis virtudes, que definitivamente se incrementaron.
He reído, llorado, rabiado, ayudado, pero principalmente me he sentido útil para algo.
Por aquellas vicisitudes de la vida me he convertido en un ex-alumno que tras cuatro años de haber egresado del Liceo aún sigo participando en él. Lo que además me ha hecho merecedor (justa o injustamente) del respeto de al menos 5 generaciones de alumnos. Nunca me consideré un gran actor. Reconozco sí mi sentido del humor y mi creatividad cómica sobre el escenario, que no es lo mismo. Pero lo que más me ha sorprendido en el último tiempo es que también me he ganado la confianza del director del Grupo, quien entre broma y broma me ha identificado como su futuro sucesor. ¡Y yo llegué a pensar en suicidarme!
Aún así no tengo muy claro mis expectativas respecto al Grupo. Para mí sería un absoluto honor llegar a ser algún día su director. Pero, y sin querer ser "chupamedias", creo que quien sea el sucesor de Sergio Vargas, se pondría en las espaldas un peso con demasiada historia y prestigio que hasta ahora, sólo él ha podido sobrellevar.
Sea cual sea el futuro del Grupo y el mío, sólo quiero lo mejor para ambos. Jeje. En algún momento de nuestras vidas nos separamos de nuestra familia y comenzamos nuestra aventura por la vida independientemente. Y desligarme de la gran familia que encontré hace ya casi seis años me dolería mucho.
Más que compañeros, he tenido hermanos. Más que un director, he tenido un padre. Y mucho más que un grupo de personas, encontré una familia que cambió mi vida.
A los que ya no están, a los que están y los que estarán, mucha mierda, mierda. Aprendan a amar y a respetar todo lo que en el Grupo ocurra. Todo sirve. Se los digo yo. Que de pensar en el suicidio como único escape, aprendí a respetar la vida y todo lo que en ella cohabita y llenarme de la magia del teatro, encontrando en ella un escape diferente y positivo.
Simplemente gracias a mi querido Grupo de Teatro del Liceo Lastarria.