Preguntas de niños
Un niño llega al lado de su padre y le dice:
- Papá, ¿me compras un "Max Steel"?
- No hay "Max Steel".
Y ante esa estúpida respuesta del padre, el niño comienza su táctica:
- Papá, papá, ¿por qué el mar es azul?
- Mira hijo, el mar es azul porque se refleja el cielo.
- Ah... papá, papá, ¿por qué el cielo es azul?
- Mira hijo, el cielo es azul porque... porque... son cosas de la estratósfera.
- Papá, papá, ¿qué es la estratósfera?
- Mira hijo, la estratósfera... o sea, ¿me estás preguntando qué es la estratósfera? ¡Yo no sé qué diablos te enseñan en el colegio! Toma, ahí tienes 5000 pesos, anda y cómprate el "Max Steel" ese.
Y así es como lo consiguen todo: preguntando.
Hace como dos semanas estuve en casa de una tía por unos días. Mi primo menor tiene 5 años. Un amor. Y me di cuenta cuando me ofrecí ir a buscarlo al colegio que los niños hacen preguntas mucho más inteligentes que nosotros. Cuando salió por la puerta del colegio, yo le pregunté: "¿Te comiste toda la colación? ¿Jugaste con plasticina?"
En cambio él me hizo las siguientes preguntas: "¿Por qué el mar no se sale? ¿Todos los pájaros que están en Chile son chilenos? ¿En el cielo hay 'Falabella'?"
Y es que los niños no han aprendido a tener prejuicios. Preguntan las cosas y no les da vergüenza. A propósito yo me he dado cuenta durante el tiempo que estuve con mi primo chico que hay tres lugares donde los niños se ponen más preguntones y, por ende, más desvergonzados. El primer lugar es la cama. Cuando fui a acostar a mi primo, como el desgraciado no se quería quedar dormido, me acribilló a preguntas:
- Primo, ¿los conejos se lavan los dientes?
- Sí, sí... ya, hasta mañana.
- Carlos, ¿por dónde mean los peces?
- Por un agujerito. A dormir, a dormir.
- ¿Y por qué los animales no usan lentes?
- Porque... ehm... duermen tanto, tanto, que no tienen la vista cansada. Así que a dormir, campeón.
Y como a las dos de la mañana se despertó y llegó corriendo a mi pieza, para preguntarme: "¿Por qué no puedo decir 'puta', 'hueón' y 'chucha'? ¿Por qué no puedo decir 'puta', 'hueón' y 'chucha'?"
El segundo lugar donde mi primo se puso excesivamente preguntón, fue en el auto. Un día íbamos con su padre, y de repente preguntó:
- Papá, ¿por qué no tienes pelo en la cabeza?
- Ya, loquito, mira las nubecitas mejor, ¿ya? Y tengo harto pelo por si acaso...
- ¡No tienes, en esta parte no tienes, no tienes, se te ve la piel!
Y el tercer sitio donde mi primo y todos los niños se ponen preguntones, es el baño. Es sentarse en la taza del baño y empezar a surgirles dudas trascendentales:
- Primo, ¿de qué color es la piel de Dios?
- Bueno... eh... Dios no tiene piel primito. Dios es etéreo.
- Ah, "etéreo", como el equipo de música...
Aunque lo malo de todo esto, no es que uno no sepa que contestarles, sino cuando sus preguntas nos ponen en una situación incómoda. Por ejemplo, hace tres días estuvo toda la familia reunida en casa de mi abuela. Obviamente mi primo preguntón estaba ahí también. Y al intrusear las cosas de la abuela, se encaprichó con una figurita de un perrito de loza.
- Abuela, ¿me lo das?
- No, hijto. Cuando yo me muera será para ti.
- Ah... ¿y cuándo te mueres?
Pero no es que los niños sean crueles. Lo que pasa es que necesitan información. Y aunque todos los niños digan que quieren ser bomberos, médicos, policías o directores de grupos de teatro, la realidad es que todos los niños llevan dentro un periodista nato. Y es que la infancia es una etapa angustiosa, llena de dudas. Siendo niños necesitamos información. Yo lo pasé muy mal cuando fui niño. Un día le pregunté a mi madre: "Mamá, ¿de dónde salen las chuletas?". Y ella me dijo: "De los cerditos, cariño, de los cerditos como Porky" ¡Como Porky!... lloré como dos meses pensando que me había comido a Porky...
También los niños hacen preguntas que incomodan a todos los adultos: las de sexo. Como al niño le compraron el libro "La aventura de nacer", donde salen dibujitos bien lindos de los espermatozoides, los óvulosy hasta un primer plano del cigoto, todo bien expliacadito, cuando lo termina de leer, le surgen dudas: "Papá, ya terminé de leer el libro... ¿pero qué es una paja? ¿tú te haces pajas?"
Y cuidado, que los niños practican también el periodismo de investigación:
- Papá, Pepito dice que el auto de su papá es mejor que el tuyo.
- Eso es falso, hijo, el papá de Pepito es hueón.
- Es que dice que tiene 16 válvulas y que vale 9 millones.
- Por eso es hueón. Cuando te diga eso le dices que el nuestro vale 13 millones.
Entonces el niño, se va a contrastar la información con otra fuente:
- Mamá, ¿cuánto vale el auto de papá?
- 9 millones.
- No mamá, 9 millones vale el auto de Pepito, papá dice que el suyo vale 13 millones.
- Pero, ¡13 millones! ¡Tu padre es hueón!
- No mamá, hueón es el papá de Pepito.
- Quizás, pero tu padre también...
Claro. Y mi primo con todos estos datos, a la mañana siguiente abre su informativo diciéndome: "Primo, ¿por qué todos los padres son hueones?" Y él no se queda en los titulares. Él sigue investigando: "Primo, ¿cuánto vale tu auto?" A ver qué le digo para que no crea que soy como su padre y el padre de Pepito.
Comments on "Preguntas de niños"
jajajajajajaja, no faltan las preguntas de los pendejos po... pero hay que reconocer que son demasiado la raja, yo feliz si soy papa, me cago de la risa con ellos y yo tb los hago reir, ahi veo que me quieren (pk pa reirse de mis chistes fomes... UFFFF) pero bueno... viva los pendejos de mierda ;)
Chauz
buen+isimo, buenísimo, me encantó!!