Hoy lloré sin lágrimas
Fuera de toda clase de broma, vivir en una comuna tan periférica se traduce en vivir lejos de todo. Vivo a una hora y media de mi universidad. Vivo a una hora del Liceo donde hago clases de reforzamiento de Inglés y donde sigo participando del Grupo de Teatro. Vivo lejos. Lejos de las cosas que me encanta hacer... pero esto es receta para otro post.
Como todo me queda en promedio a una hora de distancia, los viajes largos en micro son parte de mi día a día. Y en estos viajes he aprendido a conocerme y a entender mucho a las personas.
Una hora en micro, cuando uno no duerme, sirve mucho. A mí al menos me ha servido para reflexionar sobre mis problemas cotidianos y de los otros. Sobre mis sueños, mis frustraciones y mis penas. Sobre mi futuro, mi pasado y lo que pasa en el instante mismo en el que voy sentado junto a una señora llena de bolsas o un caballero de saco y corbata o un escolar con audífonos en las orejas o una señorita bastante atractiva que habla todo el viaje por celular con sus "amiguis".
Con una hora de esas, podríamos convertirnos en amos del universo. Pero no los amigos de He-Man, sino amos de nuestras vidas y las vidas de otros, en el sentido de que como seres humanos tenemos una responsabilidad social con los de nuestra misma especie. Que si yo soy antipático con alguien, ese alguien transmitirá antipatía a otro alguien y así... Que si yo soy buena onda, esa buena onda se transmitirá más rápido que las ondas de radio... En fin, amos del universo.
Hoy tuve uno de esos viajes en micro. Pero fue diferente. Miraba por la ventana y como siempre me fijaba en las personas, en su forma de caminar, su forma de caminar sin mirar a la cara a nadie, su forma de caminar tan individualista. Los veía caminar por la vida. Algo que yo no hago y que quizás por eso admiro tanto. Vi niños junto a sus padres y a padres junto a sus hijos. Vi niñez, adolescencia, adultez y vejez en un montón de personas que no tenían idea que eran observadas por un tipo como yo desde una micro. Y de pronto me sentí tan vacío. Me sentí tan falto de todo eso que estaba admirando en otras personas. Entonces vino la angustia.¿O fue envidia? Fue un sentimiento que evocaba tristezas, melancolías y nostalgias. Y todo eso junto me hizo llorar. Llorar tan fuerte que hasta el chofer me miró por el espejo retrovisor, pero no dijo nada. sólo me observaba, testigo, y siguió conduciendo rumbo a Quilicura.
No sé cuánto rato lloré. No sé cuánto rato pensé que llorar era lo mejor que podía hacer. No sé por qué cuando quise secar las lágrimas que habían caído por mis mejillas, no pude hacerlo. Porque lloré con tanta pena, tanta angustia que no fui capaz de provocar lágrimas.
Vivir en Quilicura y andar en promedio una hora en micro, me sirvió para darme cuenta que estoy seco por dentro. Y por la cresta que me asusto.
Comments on "Hoy lloré sin lágrimas"
lloraste con lágrimas po estimado... pero bueno, cada uno tiene el derecho de desahogarse, y si tu lo haciste de ese modo... esta bien po carlitros...
cuidate bro...
chauz
mmm...a mi me dio miedo postearte...pienso que con lo que te pueda decir...te desequilibro mas todavia...jajaja
uta weon...abre los ojos, pero bien, y date cuenta...no pregunti de que, por que cuando abras los ojos...te vas a dar cuenta...
es medio mormon el consejo...pero weno....ES LO QUE HAY!!!
un beso y un abrazo weon...te quiero
chao!!